Nuestra historia
¿Cómo hacer de las finanzas y de la economía herramientas capaces de satisfacer las necesidades de todos, incluso de las poblaciones vulnerables? ¿Cómo dar una ética a las inversiones financieras? ¿Cómo crear una empresa capaz de combinar plusvalia social y rentabilidad económica? Son preguntas que acompañaron la creación de la SIDI por el CCFD-Terre Solidaire en 1983 y que no dejaron de estar en el corazón de su misión.
Creando esta nueva empresa el CCFD-Terre Solidaire quería reforzar su apoyo a iniciativas en el ámbito económico y social, basándose en un actor capaz de utilizar herramientas de las sociedades de inversión tradicionales, pero animado por la voluntad de trabajar a la emergencia de una economía más equilibrada e inclusiva en los países en desarrollo. A fin de dar a la SIDI los medios de sus ambiciones, el CCFD – Terre Solidaire y el Crédit Coopératif crearon el primer producto de ahorro con reparto francés : el Fundo Común de Inversión (FCI) «Faim et Développement» que permite a los ahorradores de compartir los ingresos de la inversión con la asociación. Con esta donación, los ahorradores contribuyen a financiar la misión de acompañamiento de la SIDI.
Los inicios de la SIDI
La SIDI es antes de todo concebida como una empresas de capital riesgo, cuyo propósito es apoyar la creación de pequeñas empresas con un fuerte anclaje local : una carpintería en Marruecos, una agencia de viajes en Turquía, una serrería en Nueva-Caledonia, una panadería industrial en Cabo Verde… Proyectos que permiten crear empleos locales y nuevas dinámicas de desarrollo. Para prolongar su acción, la SIDI se ha implicado a partir de 1987 en el desarrollo de Sociedades Locales de Inversión que permiten de descentralizar sus actividades financieras. Es así que fueron creadas INDES en Chile, SIPEM en Madagascar o también SAINDESUR en Uruguay. Unas empresas que serán capaces de financiar y acompañar directamente a los empresarios locales.
La apuesta sobre las microfinanzas
A mediados de los años 90, y frente al crecimiento del sector de las microfinanzas, la SIDI decidió reorientarse hacia el apoyo a las Instituciones de Microfinanzas (IMF) que le permiten apoyar a un mayor numero de personas. SIDI ofrece a estas IMF un apoyo financiero respondiendo a sus necesidades de fondos proprios o de refinanciamientos, pero también y sobre todo, les brinda un apoyo reforzado para consolidar sus competencias técnicas y mejorar su gobernanza. En paralelo, la SIDI se implicó en la promoción de herramientas alternativas para incrementar el acceso a los servicios financieros de las poblaciones más aisladas. En este sentido, apoyó por ejemplo desde mediados de los años 90, varios proyectos pilotos para la difusión de las finanzas comunitarias y, más especialmente, de las Mutualidades de Solidaridad (MUSO).
Prioridad al mundo rural
Muy rápidamente, se volvió necesario consolidar las IMF trabajando en el medio rural. Estas instituciones enfrentan generalmente grandes dificultades para desarrollar sus actividades en razon de los desafíos y de los riesgos inherentes a sus actividades de ahorro y de crédito en zonas rurales. Apoyar la actividad económica en estas zonas poco atendidas contribuye sin embargo directamente a la garantía de los ingresos de las poblaciones y permite limitar el éxodo rural, dando a las personas los medios para realizarse en su propio medio. Este interés para el mundo rural ha llevado la SIDI a considerar la problemática de las cadenas de valor agrícolas. En razón de su papel motor en la economía rural, la agricultura es una apuesta central para el desarrollo de estas zonas. La SIDI quiso por eso apoyar a organizaciones campesinas, acompañándolas por ejemplo en la identificación de circuitos de comercialización de cualidad (orgánico, equitable..) la búsqueda de subsidios para pasar a lo orgánico o para la labelización, el apoyo financiero e técnico para proyectos de transformación o también el financiamiento de campañas agrícolas. Todo esto permitiendo aumentar los ingresos de los pequeños productores y mejorar de forma sostenible las condiciones de vida. En 2011, la SIDI creó en colaboración con dos inversores europeos (Alterfin et Etimos) el Fondo Europeo de financiamiento solidario para África (FEFISOL*) que le permite incrementar su apoyo al mundo rural africano.